17 de abril de 2010
Trabajo en la biblioteca de un colegio, es el colegio más grande de mi ciudad y la biblioteca es inmensa. Este año al rector se le puso entre ceja y ceja crear un club de lectura, al principio sólo pensaba que sería más trabajo pero para ser honesta ha sido una gran idea, los niños luego de leer algún libro lo comentan, debaten, hablan de sus personajes queridos y los más odiados, y programan que libro será para la próxima reunión del club.
En la primera reunión y porque según mi jefe soy "la bibliotecaria más joven, amiga y cercana a los niños" me obligó a hacer la lectura de apertura, cuando me dijo que había escogido un capítulo de las Reliquias se me vino a la mente Rowling leyendo El Ascenso del Señor Oscuro, pero no, eligió uno del final, justo ese donde Harry se entrega para morir.
Me entretuve leyendo, poniendo voces o cambiando el tiempo de lectura para las partes más críticas, sentía (sin necesidad de levantar la vista de las palabras) como me miraban atentos, me gustó mucho ver las caras de asombro o tristeza de algunos niños mientras relataba todo, aunque al final cuando terminé de leer la última frase "Vio moverse la boca de Voldemort y un destello de luz verde, y entonces todo se apago" y cerré el libro, todos estaban en silencio. . . por unos eternos segundos pensé que todo había sido un fiasco, hasta que estallaron los aplausos y entre ellos escuchaba conversaciones como ¿Murió? Acaso no escuchaste?!, ¿Hechizo verde? Ese es un kedavra!!.
Fue genial.
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